Un dos tres por mí y por todas y todos mis compañeros del Infonavit

En la niñez gran parte de la felicidad dependía de cosas simples como salir a jugar a la calle o planear nuestra fiesta de cumpleaños; soñábamos con tener un perrito o un gatito para hacernos compañía. Nuestra curiosidad era infinita, lo que nos llevaba a cometer alguna que otra travesurilla como tocar timbres y echarnos a correr. ¿Quién no fue doctora, astronauta, presidenta, maestro o luchador gracias a la fantástica imaginación que teníamos?

No me dejarán mentir, cuando llegamos a la adultez generalmente dejamos de hacer mucho de lo grandioso y divertido que hacen las niñas y los niños.

Por eso, te invitamos a olvidarnos un poco de la vida adulta y a disfrutar de algunas anécdotas, travesuras y recuerdos que nos compartieron compañeras y compañeros del Infonavit. Volvamos a nuestra infancia otra vez.

Lo más bonito que recuerdo de mi infancia es cuando jugaba con mis hermanos, mis primos y otros amiguitos de los alrededores, al tambo robado, a las escondidas o a bañarnos bajo la lluvia.

 Una vez evité que mis hermanos y primos atraparan pájaros, pero por quitarles las trampas que les colocaban, me caí y me lastimé entre el labio y la nariz, me quedó una cicatriz.

Recuerdo que en el kínder iba una niña que me gustaba y siempre la seguía en el recreo, pero un día, sin darme cuenta, la seguí hasta el baño, algo que, siendo pequeño, no pensé que fuera problema…

Claro está que no fue bueno y la directora le habló a mi mamá y me pegaron una buena nalgueada y regañada. La consecuencia de esa travesura es que llevo casi veintidós años casado con esa niña 🤭.

Vivíamos en Cuernavaca, Morelos, muy cerca de una vía de tren, que delimitaba nuestra colonia. Las tardes eran muy divertidas, ya que niñas y niños salíamos a organizar competencias de bicicletas y avalanchas.

Un día, mientras mis papás no estaban, incité a mis tres hermanos menores a salir de casa durante una fuerte tormenta para deslizarnos en las avalanchas. No calculé bien el tiempo… nos cacharon y quedé castigada durante un mes por exponer a mis hermanos pequeños.

Pero valió la pena, nos divertimos mucho.

Tenía 11 años, cursaba sexto grado de primaria y se acercaba el baile de clausura. Ese año se bailaría “La Bamba” con el traje típico de Veracruz y yo moría de ganas por participar, pero no contaba con que estaría castigada por haberme quedado en casa de una amiguita a jugar sin avisarle a mi mamá.

Mis tías fueron mis aliadas: consiguieron el traje y yo ensayaba sin que mi mamá supiera. El día llegó y estaba fascinada zapateando arriba de la tarima, cuando ¡zas!, vi a mi mamá, toda hermosa y elegante como acostumbraba, entrando a la cancha donde se llevaba a cabo el festival.

La energía con la que zapateaba se me esfumó cuando la vi. Me dejó terminar de bailar, me tomó del brazo, me zarandeó y me puso la regañiza de mi vida.

Aquí aplicó perfecto la frase: “¡Lo bailado nadie me lo quita!”. 

Recuerdo cuando salía con mis vecinos al parque. Nos íbamos todos en bicicleta y con un balón para jugar futbol. Era la década de los ochenta cuando salíamos y no nos vigilaban los papás, pues no teníamos celular para localizarnos.

La pasábamos superbién jugando, llegábamos a casa llenos de tierra, con raspones, sudados y cansados, listos para bañarnos, comer y descansar. Lo que me marcó en esa etapa de mi niñez fue la aceptación de mis vecinos como parte del grupo.

Es lindo recordar el pasado, pero sería mejor reconectar con tu niña y niño interior. ¿Por qué no revivir esas tardes de caricaturas y juegos, de pastelitos de lodo y burbujas de jabón?

Y tú, ¿cómo dejas salir a la pequeña o el pequeño que llevas dentro?

Al menos por un día desconéctate del trabajo, olvídate de las presiones cotidianas y diviértete. Ve a un parque y juega en los columpios, anímate a saltar avioncito o practica otra actividad que disfrutabas con las y los más pequeños de tu familia.

Cuéntanos alguna travesura o anécdota de tu infancia que recuerdes con cariño.

4 comentarios

  1. JUAN EDUARDO MENDEZ RAMIREZ

    YO RECUERDO LOS JUEGOS QUE REALIZABA, JUGAR EL TROMPO, CANICAS, VOLAR PAPALOTES, LAS POLLAS Y POR SUPUESTO EL SOCCER. ME DIVERTI MUCHO EN MI NIÑEZ Y AHORA LO VEO CON MIS HIJAS E IGUAL LO DISFRUTO CON ELLAS.

    1. Comunicación Interna

      Juan Eduardo, estamos seguros que es época estuvo llena de risas y buenos momentos.
      Gracias por compartirla con nosotros.
      Saludos 😀

  2. EUNICE GUZMAN

    yo recuerdo en mi infancia cuando jugaba con mis hermanos mayores y sus amigos con los patines, teníamos teatro donde viciamos y hacíamos obras inventadas y por las noches hacíamos retas de basquet, voli y tenis. fueron tiempos maravillosos.

    1. Comunicación Interna

      Eunice, gracias por compartirnos tus anécdotas.
      Seguramente son buenos recuerdos que te sacan una sonrisa.
      Saludos 🙂

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