Raíces femeninas, mujeres indígenas  

El 5 de septiembre fue la fecha elegida para instaurar el Día Internacional de la Mujer Indígena, celebración que nació en 1983, durante el segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, en Tiahuanaco, Bolivia.

El objetivo fue dar reconocimiento a todas las mujeres indígenas valientes que han jugado un rol individual, colectivo y comunitario como guardianas de los recursos naturales, del conocimiento ancestral y del territorio, ya que sus contribuciones continúan siendo importantes para abrir camino a las nuevas generaciones y mantener vivos a sus propios pueblos.

Gracias a batallas como estas, se han podido lograr algunos avances en cuestión de igualdad para las mujeres indígenas; sin embargo, la lucha sigue, ya que la discriminación, el maltrato y la falta de oportunidades para las mujeres indígenas aún es visible en México y en el mundo. 

Por ejemplo, en cuestión de educación, la diferencia en escolaridad es más notable en las mujeres hablantes de lengua indígena. En promedio, cuentan con 5.8 grados de escolaridad, contra 9.9 grados de las no hablantes. 

De acuerdo con datos 2020, la población total en hogares indígenas equivale a 9.4% de la población total del país, de los cuales 51.1% con mujeres. 

En la Encuesta sobre discriminación en la Ciudad de México 2017 (EDIS-2017), 84.4% de las personas reconoció que sí existía discriminación hacia las personas indígenas, ¿la has vivido o practicado? 

Y lo anterior se agrava cuando coinciden género e identidad indígena, pues las mujeres indígenas están en una situación de mayor desventaja social en distintas esferas.  

Las mujeres indígenas enfrentan altos niveles de violencia y acoso debido al racismo, el patriarcado y la doble discriminación. Incluso en sus propias comunidades sufren de mutilaciones genitales, matrimonio infantil y prácticas tradicionales que vulneran sus cuerpos y su autonomía.  

Lejos de ser vistas solamente como víctimas, las mujeres indígenas también deben ser consideradas impulsoras cruciales del cambio y protectoras de los derechos de sus pueblos. Por ello, resulta importante comprometernos como sociedad en la tarea de defender el derecho de mujeres, adolescentes y niñas indígenas a una vida libre de discriminación y violencia.

¿Sabías que en el equipo Infonavit hay colaboradoras y colaboradores pertenecientes o descendientes de comunidades indígenas? 

Anabel Clemente Trejo, de la Subdirección General de Comunicación, nos comparte su experiencia como descendiente indígena: 

“¡Hats’! (Hola) En el Valle del Mezquital, Hidalgo, existe una cultura de la que soy parte por extensión de mi madre, la comunidad ñhañu. Si bien yo no soy hablante, mi familia materna sí lo es. Mi mamá, Matilde Trejo Martín, es una mujer indígena que tuvo que migrar a Ciudad de México cuando tenía 11 años; sin embargo, la movilidad y la discriminación no evitaron que sienta orgullo de sus raíces, las cuales nos comparte con su historia y algunas enseñanzas”.

Ahora que ya conoces el origen de esta fecha y la problemática que enfrenta esta comunidad, la mejor forma de conmemorar este día es respetar y fomentar la luchar por la igualdad de derechos de las mujeres indígenas en todo el mundo. 

¡Infonavit de ya mefi, pa ya mefi! (¡Infonavit de los trabajadores, para los trabajadores!

¿Eres parte de una comunidad indígena o estás cerca de alguna? Compártenos tu opinión sobre el trato que se le brinda a este grupo y cómo fomentas el respeto hacia él.

5 comentarios

  1. Esthela D´janira Vázquez Díaz

    Excelente artículo!
    Saludos desde la Delegación Aguascalientes.

      1. ST

        Hola, mi apellido tambien es Tepezano, pero no es de origen nahualt, ya que mi bisabuelo viene del Pais Vasco, seria buena idea hacerte un examen de ADN en donde pueda averiguar mas a fondo tus origenes y de tu mama, que obvio por lo que leo, es muy bonita:)
        Saludos y bonito dia!

  2. María Dolores Rodríguez Tepezano

    ¡Así merito es! Debemos practicar y fomentar el respeto y la igualdad de los derechos de las mujeres indígenas, faltaba más.
    Mi segundo apellido es Tepezano es de origen náhuatl, originalmente era “Tepezan” pero cambió con los años. Mi mamá es indígena de todo a todo, sus gustos, su rostro bello, su cuerpo fuerte, su piel morena, su espíritu y también su corazón. Cuando yo era niña ella nos llevaba a mi hermana menor a comprarnos zapatos, cuando entrabamos a los establecimientos, las personas que atendían me preguntaban ¿se te ofrece algo niña? entonces mi mamá embravecida -porque siempre sucedía lo mismo- se precipitaba a responder: viene conmigo es mi hija. Por ser yo de diferente
    color de piel a mi mamá y a mi hermanita la gente no daba con que éramos madre e hija. Un día mi papá y nosotras tres decidimos que cuando entráramos a un lugar mi mamá, mi hermanita y yo lo haríamos tomadas de la mano de mi mamá para que desde el principio las y los empleados de cualquier lugar supieran quién era mi mamá. Ahora me río, conforme fueron pasando los años fui yo la que aclaraba quién era mi mamá. Ahora nos reímos de aquellas cosas que pasaban. Eran acciones discriminatorias de la gente.

    1. Comunicación Interna

      Gracias por compartirnos esta anécdota que forma parte de tu identidad, María Dolores; como mencionas, se trataba de un acto de discriminación indirecta que llevaba a la exclusión. Por ello es importante visibilizar y combatir este tipo de acciones.
      Saludos.

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