¿Qué hay de la vida después de la muerte?

Las siguientes líneas abordan un tema que con el simple hecho de mencionarlo puede tocar fibras sensibles, no obstante, siempre buscaremos que el respeto, responsabilidad, tolerancia y empatía prevalezcan a lo largo de las mismas.

Hoy, 14 de octubre como cada año, se conmemora el Día Mundial de la Donación de Órganos, Tejidos y Trasplantes, el cual fue promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el propósito de incentivar a todas las personas del mundo a convertirse en donantes y así salvar la vida de otras que pasan por un momento desafortunado y pueden tener una opción respecto de su salud física.

Evidentemente, hablar de la donación de órganos nos lleva a pensar en la muerte, esa palabra que muchos de nosotros preferimos en ocasiones no pronunciar por miedo, porque genera estrés, porque quizá la vemos lejana, porque nos hace pensar en nuestras familias, en tristeza, ausencia o dolor. Pero la muerte, según el Diccionario de la lengua española, “es la cesación o término de la vida”, y ocurrirá en cada uno de nosotros, como bien decía José Guadalupe Posada: “La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”. No obstante, el significado o interpretación que tengamos de ella conlleva a un abanico de ideas y sentimientos personales que no podemos dejar de lado.

Y es aquí cuando el tema de la donación de órganos y trasplantes se abre a la conversación como una reflexión que bien, en algún momento de nuestra vida, puede estar presente en las personas que nos rodean o en nosotros mismos.

En México, la Ley General de Salud en su artículo 321 establece que “La donación en materia de órganos, tejidos, células y cadáveres, consiste en el consentimiento tácito o expreso de la persona para que, en vida o después de su muerte, su cuerpo o cualquiera de sus componentes se utilicen para trasplantes”, de ahí que la decisión de este acto es tan personal como determinante en el camino de cada individuo.

Donar, dar una parte de nosotros en vida o después de nuestra muerte implica una lista interminable de aspectos que para otras personas es la diferencia entre mirar el vaso medio lleno o medio vacío respecto de su vida, pues como donante de órganos podemos salvar hasta ocho vidas mediante la donación de corazón, pulmones, hígado, páncreas, intestinos y riñones, y no sólo eso, también podemos hacer que otros se recuperen de alguna afectación en córneas, tejidos, válvulas cardiacas, vasos sanguíneos, piel y huesos.

Nuestro cuerpo al ser una máquina perfecta, compuesta por un conjunto de numerosos sistemas y piezas estrictamente colocadas, nos da la opción de ayudar a cualquier edad, seamos niños, jóvenes o ancianos, siempre y cuando no exista una condición médica, legal o administrativas que lo impida.

Saber si es o no la mejor opción, sólo lo sabrás tú, pero si decides ser parte de este acto solidario, voluntario, confidencial y privado, tienes que saber que la donación y trasplante de órganos significa una esperanza de vida ya que, en nuestro país según datos del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), hay más de 23 mil personas en lista de espera de un órgano o tejido.

Además, la donación de órganos es un proceso médico y está sujeto a supervisión y verificación de diferentes autoridades, ya que por ley se prohíbe la extracción de órganos en establecimientos que no cuenten con la licencia sanitaria, así que no se realizan procesos de donación en servicio médico forense, hospitales que no cuenten con licencia, funerarias, casas particulares, la calle o cualquier otro lugar.

Ante este tema, hay que informarnos, estar conscientes de que cualquier persona podemos necesitar de esa ayuda, porque todos estamos expuestos a estar en una situación en la que debemos tomar decisiones y ser donante de órganos puede hacer una gran diferencia no sólo para esa persona necesitada, sino también para familias completas, pues muchas de ellas aseguran que el saber que su ser querido ayudó a salvar o mejorar otras vidas, les permitió sobrellevar la pérdida. Y entonces ese obsequio permanecerá y la vida en maestras, arquitectos, policías, madres, padres, niños, abuelos… se podrá extender.

Así que tómate unos minutos para pensar sobre el tema. En el Cenatra te orientarán y puedes inscribirte para ser donador de órganos, células o tejidos: https://dv.cenatra.salud.gob.mx/registrar.php, con lo que además de contribuir a mejorar la salud de terceros, también favorecerás el acceso equitativo a los trasplantes de quienes más lo requieren.

Asegúrate de que tu familia conozca tus deseos respecto de la donación, para que puedan dar su autorización en el momento preciso. En el siguiente vínculo puedes descargar tu tarjeta de donador:

donación_de_organos_y_tejidos
Haz clic en la imagen y descarga la tarjeta de donación de órganos y tejidos

Agradecemos que te hayas tomado unos minutos para leer este texto, nos agradará saber tu opinión. Cuéntanos si has sido parte o experimentado alguna situación que te haya puesto a pensar sobre la donación de órganos o trasplantes. Este espacio es para ti, así que confía en que todas y todos, te escucharemos con respeto.

5 comentarios

  1. Angélica

    Buenas tardes, siempre me ha interesado donar mis órganos, considero una acción importante el poder ayudar a alguien mas a mejor su vida y la de su familia al mejor su salud con un pedacito de mí.

  2. Miriam Correa

    Excelente nota!!! Felicitaciones a quien la escribió 🙂
    Es clara, seria, llena de emociones y lo más importante… informativa!!

    Buen trabajo y excelente información.
    Gracias.

  3. Anabell Salgado

    Muchas gracias por su artículo, la única alternativa que tienen muchas personas para seguir viviendo es porque otras donen una parte de su cuerpo. Decidir ser donador significa estar dispuesto a realizar un acto de altruismo y solidaridad.

    La mayor compensación es la satisfacción de saber que se tiene la posibilidad de ayudar a otras personas, en mi caso fue devolverle a mi hermano su calidad de vida por medio de donar un riñón, se puede vivir igual con un riñón que con dos riñones.

    Nosotros tenemos una vida, nuestros órganos tienen dos.

  4. María Gabriela Islas Salas

    Buena salud y vida para todos, puede iniciar desde nuestro pensamiento.
    Leyendo este artículo recordé personas amadas que en algún momento de su vida, fue necesario extirpar un órgano para mejorar la calidad de la misma.
    Uno vive creyendo que su cuerpo está completamente sano y no es así, si nos concentráramos en silencio podríamos percibir esa partecita que nos pide tenerle mayor cuidado.
    Mi familia tiene conocimiento de mi intensión de ser donador de cualquier parte de mi cuerpo porque considero que éste no sentirá dolor en obsoluto y mi espíritu siempre vivirá, además de parecerme un acto amoroso para otras personas.
    Una manera de demostrar mi agradecimiento y satisfacción por el cuerpo y la vida que tengo, es compartiéndolo también con otros.

  5. María Dolores Rodríguez Tepezano

    ¡Excelente!! Claro que sí, con mucho gusto quiero ser donadora de órganos, de hecho en la licencia de manejo y/o de automovilista, aquí en Sonora, aparece una leyenda que indica si eres o no donador de órganos en caso de accidente. Todos en casa somos donadores de órganos. Felicidad por tocar un tema tan importante.

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