¿Ser normal para quién y en dónde?

Hablar de la diversidad sexual, si bien, es un tema escuchado por muchos y en por todas partes, emitir una opinión sobre él podría parecer arriesgado, no obstante, nuestro compañero René Armando García Maldonado, consultor en la Gerencia de Servicios Técnicos de la Subdirección General de Planeación Financiera y Fiscalización, hace una reflexión que nos invita a pensar en lo que puede ser normal o diferente en una sociedad, donde la libertad de ser y amar a otro ser humano del mismo género no debe ser cuestionada.

Soy apasionado del futbol americano; hoy ha salido una nota¹, donde por primera vez en la historia de la NFL² un jugador profesional se declara abiertamente gay: Carl Nassib del equipo de los Raiders³ de Oakland, Estados Unidos, da un ejemplo al mundo entero.

Por ello en la reciente semana del Orgullo LGBTI+, me pregunté ¿qué significa para mí esto? Es complicado escribir algo de lo cual no conoces con profundidad, a pesar de tener conocidas y conocidos que son parte de la comunidad LGBTI+; no es algo que se converse cotidianamente, y no, no es por falta de interés, tabú o indiferencia, simplemente, hay algo más profundo en mi forma de ver las cosas que se puede resumir en una sola palabra: respeto.

Considero que todo comienza en decir comunidad, como si fueran personas aisladas, personas que deben ser tratadas como si fueran diferentes: no lo son, son personas que simplemente han descubierto algo en ellas y ellos que los hace plenos y felices; sin embargo, el camino a esa felicidad puede costar mucho trabajo por la intransigencia y discriminación de una sociedad que considera que todo se reduce a clasificar y valorar a los seres humanos en hembra y macho.

No podemos, los que no hemos vivido situaciones así, ni siquiera imaginar lo que una persona con una orientación sexual o identidad que sale de lo estándar tiene que vivir para poder ser feliz; cuántas noches de dolor y sufrimiento debe soportar para ser aceptada o aceptado de acuerdo con lo establecido por años, tener que exigir los derechos que como personas tienen, es increíble que aún en esta época debamos legislar de acuerdo con un género.

Pero más allá de una legislación, que por supuesto es importante, el cambio comienza en algo básico: la educación en casa, el fomento a los valores humanos que aportan a tener una sociedad inclusiva y respetuosa de las diferencias que existen en la misma; con ello se darán pasos agigantados en una inclusión definitiva, donde ya no se tenga que anunciar al mundo que se tiene una identidad o se deba ser parte de una población para defender y luchar lo que por derecho le pertenece a un ser humano: la libertad de amar a otro ser humano sin juicios o condiciones.

Hoy debemos reconocer a todas aquellas personas valientes que han luchado desde hace muchos años por igualdad, respeto, quienes han descubierto en ellas y ellos mismos lo que realmente les hace sentir plenitud y les da una identidad. Deben saber que hay muchas personas normales que pasan toda una vida sin saber, ni de cerca, quiénes son o jamás tienen el valor, simplemente, de ser quienes verdaderamente son.

Del mismo modo celebro instituciones como el Infonavit que han sabido entender y valorar a la persona, a la colaboradora y colaborador por lo que aportan al Instituto. Por defender sus derechos y contribuyen con un granito de arena, demostrándole a la sociedad en general que esta gran organización es y será un lugar donde se trata a sus colaboradoras y colaboradores, derechohabientes, acreditadas y acreditados, así como a los y las representantes patronales con respeto y dignidad, sin importar su identidad de género.

Celebremos y estemos orgullosos del Infonavit que nos abre las puertas por igual.

Con esta participación de nuestra pluma invitada concluimos esta serie de reflexiones acerca de la diversidad sexual, aunque no por eso deja de ser un tema que siempre debemos tener en cuenta, saber tu opinión nos ayuda a tener un diálogo abierto. Te invitamos a escribir tus pensamientos y comentarios.