UN VIAJE MELÓMANO

Se usa para inyectar energía pero también para dormir. Es ocupada en elevadores para hacer más amena la espera o puede ayudar a la concentración cuando nos ponemos de intelectuales. En fin, esta expresión artística tiene muchos usos y también diversas formas de apreciarla. 

¿De qué estamos hablando? Claro, de la música, y en específico de la clásica. 

Acompáñanos a este Viaje melómano, una narración sobre cómo entrar a una plática de apreciación musical, sin morir en el intento, a través de la experiencia que tuvo nuestro compañero Gerardo Flores Sánchez, de la Subdirección General de Comunicación, en la primera sesión del 6 de julio, impartida en el edificio de Barranca del Muerto en Ciudad de México. 

La música, un elemento transformador que a cada uno le da su recorrido. 

Mis oídos estaban de fiesta. Esa sensación tan especial me recorría a pleno. Me encontraba dispuesto a que me hablaran de música, ¡de música clásica!, algo que me es tan ajeno. 

Mi referencia son las obras épicas que animaba Bugs Bunny en aquello llamado Fantasías animadas de ayer y hoy o quizá alguna película en donde reconocía uno que otro instrumento, pero más allá de eso, no tenía idea del contexto de una pieza clásica. Lo comprobé al entrar: efectivamente, no sabía nada sobre cómo apreciar la música… 

Estaba saliendo de mi horario laboral cuando recordé que había un ciclo de pláticas sobre apreciación musical. “¡Pues vamos!”, pensé. 

Cuando llegué hablaban de un tal Debussy, de un Rodrigo y un Berlioz. ¡Vaya!, me sentía algo perdido y eso que apenas llevaba unos segundos en la plática. 

Se vivía gran entusiasmo entre los músicos. Se escuchaba por ahí a un orador, la audiencia murmullaba; todos los sonidos se fusionaban.  “¡Esto es un concierto!”, dijo otra voz por ahí.  

“Se dice que la mejor música española la compusieron franceses”, mencionó el maestro Juan Arturo Brennan. “¡Sacrebleu!, hoy se aprenderán muchas cosas nuevas”, me dije, pensando en el inspector de la Pantera Rosa. 

Unos minutos después del inicio, quedaba claro que, en este ámbito, los franceses eran más españoles que los españoles mismos. La incertidumbre se apoderó de la sala con esa declaración.  

Una voz del público dijo: “¡Pruebas!”, a lo que el maestro Brennan respondió: “Tenemos El bolero de Ravel o Rapsodia española, esta última, pieza en forma de habanera, todas creadas por Maurice Ravel”. Otro ejemplo citado fue Iberia, compuesta por Claude Debussy, ¡ah, también era francés! 

La plática contuvo diversos datos curiosos que perfectamente podré aplicar a una conversación común para mostrarme interesante. Les comparto algunos: ¿sabían que Joaquín Rodrigo quedó ciego a los siete años? Pero eso no le impidió crear música con excelente calidad. 

Pero sigamos con la sesión, donde al poco rato mi atención se centró en la magia prodigiosa que Joaquín Rodrigo realizaba con la guitarra. Producía sombras y luces con las notas de su Concierto en Aranjuez, donde con cada acorde nos transporta a una cabalgata en prados españolizados de la era de Don Quijote (bueno, eso me imaginé mientras lo escuchaba). 

Los títulos que los grandes músicos de ese entonces les pusieron a sus piezas son caricias de un lenguaje que me es inalcanzable, pero que sus notas me hacen tocarlas y ser parte de ellas, ejemplos de ello son Episodio en la vida de un artista o Sinfonía fantástica (de Hector Berlioz), nombres que vienen a mi mente por ahora. 

Otro dato curioso es que Berlioz era un gran apasionado de las letras de Wolfgang von Goethe, quien fuera su influencia de inspiración. Sin embargo, Harriet Smithson, su más grande amor, logró que William Shakespeare se convirtiera en su grande pasión y máxima inspiración musical. De aquí viene eso de que “una sinfonía siempre narra una historia, un suceso o un hecho de amor”. 

¡Pff! La música y su historia entraban por mis ojos y no podía contener la alegría por abrir mis horizontes y conocer qué hay detrás de los grandes compositores y sus obras. 

En ese momento, por mis venas recorría una sensación mágica producida por flautas, violines y contrabajos que me hacían confirmar la buena decisión que había tomado al entrar a esta plática de apreciación musical.

“Ya quiero que sea domingo”, pensé, para disfrutar de una manera diferente a Claude Debussy con Iberia, a Joaquín Rodrigo con Concierto de Aranjuez y a Hector Berlioz con Sinfonía fantástica. 

Entré por curiosidad, pero ahora seguiré por convicción. Por nada me perderé las siguientes pláticas, y si no puedo llegar a tiempo, las consultaré en su transmisión virtual. 

Cierro mi escrito, pidiendo un minuto de silencio para todas aquellas notas musicales que brincan en mi cabeza y que ya no saldrán al mundo exterior, debido a que siempre estarán resguardadas en mis pensamientos. 

Esperando que mi experiencia las y los incite a asistir a una o varias pláticas de apreciación musical que se realizarán en agosto.  

Se despide el melómano de alcances estratosféricos, ¡hasta la próxima! 

¿Qué te pareció la experiencia de Gerardo?, ¿te transmitió su pasión por lo que aprendió? Compártenos tu opinión sobre este texto o sobre las pláticas en caso de que hayas asistido o visualizado alguna. 

Recuerda que las pláticas de apreciación musical se llevarán a cabo durante los miércoles de agosto. Consulta el programa completo en Intranet.  

6 comentarios

  1. Carmen Fortiz

    Extraordinaria narración de Gerardo, muchas gracias por compartir tu sentir… pronto asistiré a una plática!

    1. Gerardo

      Muchas gracias Carmen.

      Te esperamos en las pláticas de apreciación musical.

      Saludos.

  2. María Dolores Rodríguez Tepezano

    ¡Maravilloso que se haya sentido tan bien con la música clásica, felicidades por eso! Muy bonita la descripción de sus emociones en el evento. Mi papá era un hombre culto y amante de la música clásica, en mi casa se escuchaba a Tchaykovsky, Mozart, Joan Cebastian Bach, Chopin, Beethoven, Strauss y muchos más, no sé mucho de apreciación musical pero cuando escucho música clásica siento un mar de pasiones, solo que también me pasa con otro tipo de música jajajaja. Saludos y muchas gracias por compartir el Viaje Melómano.

    1. Gerardo

      Muchas gracias Dolores.

      Te recomiendo las pláticas de apreciación musical, no te arrepentiras. Ha de ser divertido sentir muchas emociones con varios ritmos musicales, hehehe.
      Gracias por leerme. Saludos.

  3. Ana Paula

    Claro que entiendo y comparto tu sentir!! Espero tu narración cuando escuches las obras en la sala Nezahualcoyotl, cuando las notas de cada instrumento y las palabras del Maestro Brennan se junten en silencio.

    1. Gerardo

      Me da gusto que compartamos el mismo sentir Ana Paula.
      Los conciertos han sido sublimes, espero los estés disfrutando al igual que yo.
      Saludos.

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