El derecho a un hogar más allá de las fronteras

Detrás de cada migrante hay un sueño que no conoce de fronteras, lengua o distancia: brindar un mejor futuro a quienes amamos. En el caso de las y los migrantes mexicanos, este sueño también incluye el derecho a un hogar propio y adecuado, un espacio que les arraigue y les permita sentirse conectadas y conectados con sus raíces, aun desde lejos.

El 18 de diciembre es una oportunidad de reflexionar la situación que viven millones de seres humanos en el marco del Día Internacional de las Personas Migrantes; entre los muchos desafíos que enfrentan al cruzar fronteras en busca de mejores oportunidades, el acceso a una vivienda adecuada surge como uno de los más significativos y menos visibilizados, pese a estar reconocido como un derecho esencial.

Sin embargo, para muchas personas migrantes, este derecho parece ser un privilegio inalcanzable, ya sea en el país que los recibe o si retornan a su lugar de origen, el acceso a una vivienda adecuada está rodeado de barreras económicas, sociales y legales que perpetúan la vulnerabilidad de quienes migran.

La migración y el desafío de construir un nuevo hogar

En el país receptor, las y los migrantes suelen enfrentarse a una realidad donde la discriminación, los altos costos de alquiler, la imposibilidad de firmar contratos, la falta de documentación regularizada y las condiciones laborales precarias dificultan su acceso a una vivienda adecuada, lo cual, en muchas ocasiones, les obliga a vivir en condiciones de hacinamiento, inseguridad o insalubridad, alejándoles aún más de ese derecho universal.

¿Por qué es importante garantizar el derecho a la vivienda?

Contar con una vivienda adecuada tiene un efecto directo en la calidad de vida: reduce la pobreza, mejora la salud, fomenta la integración social y genera un sentido de pertenencia que permite a quienes migran reconstruir su vida ya sea en el país receptor o al regresar al propio.

Construyamos un mundo donde la gente, por encima de fronteras y diferencias, encuentre un lugar que pueda llamar hogar.

Las y los migrantes, ya sean mexicanos que buscan oportunidades en otro país, o extranjeros que llegan a México con sueños y esperanzas, merecen nuestro respeto y solidaridad. No conocemos su historia, los motivos que les llevaron a partir o los sacrificios que han enfrentado en su camino, pero sí podemos reconocer el reflejo de nuestra propia lucha por una vida adecuada. En el marco del Humanismo Mexicano, seamos una sociedad que abre los brazos y el corazón, construyendo puentes en lugar de muros.

Compártenos si conoces la historia de algún familiar o ser querido que haya migrado y qué retos ha enfrentado para acceder a su derecho a una vivienda adecuada.

1 comentario

  1. Marco Antonio Guzmán Garces

    Un gran acierto poner estos temas a consideración de todos. La gente que tiene que migrar y dejar sus lugares de origen, tienen los mismos derechos a una vivienda, como todo ciudadano del mundo. No discriminemos, para que tampoco seamos discriminados. Los derechos son universales y deben darse sin condiciones de ningún tipo. Saludos!

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