Crónica de un ritual

El Día de Muertos es una festividad que para muchas personas alrededor del mundo pudiera parecer contradictorio: celebrar la muerte; sin embargo, en México, quizá ese reír y burla que hacemos de ella nos hace estar tranquilos al saber que el respeto que le tenemos es lo más verdadero que existe, porque en algún momento nos va a tocar, de eso ni duda cabe, pero tendremos un día en el que podremos regresar y reunirnos con aquellos a quienes amamos en vida.

Hoy Ana Lucía Morales Linares, gerenta responsable del Cesi Morelia en Michoacán, nos adentra a los rituales más hermosos y místicos del 1 y 2 de noviembre que realiza la comunidad purépecha. Te sorprenderá todo lo que se hace en ellos.

Cuando era niña esperaba con mucho entusiasmo la fiesta de la noche de muertos porque disfrutaba tanto el espectáculo de las luces de las veladoras, los altares repletos de comida, pan, flores, juguetes y diversos artículos a gusto del difunto; prácticamente era un día mágico y muy espiritual.

Y es que recorrer los panteones los días 1 y 2 de noviembre en gran parte del territorio michoacano es un espectáculo de colores, sabores y aromas que se convierten en esos gratos recuerdos de la infancia que atesoras. Ver cada tumba o altar en el panteón es como si nos presentaran a la gente que nunca conocimos y ahora que ya no está con nosotros podemos conocerla porque en cada detalle del altar se plasman sus gustos, aficiones y hasta vicios.

La celebración del Día de Muertos (todos los santos y la noche de muertos) en las comunidades de la región del lago de Pátzcuaro sobrevive como un patrimonio colectivo, ya que desde épocas ancestrales las comunidades purépechas de Michoacán realizan ceremonias de velación por sus muertos, y aunque en la actualidad se observan diversas variantes de una comunidad a otra, los ritos se han mantenido en lo fundamental.

Muchos hemos tenido la oportunidad de estar en la zona lacustre de Michoacán, específicamente en el lago de Pátzcuaro y la isla de Janitzio, o por lo menos hemos visto fotografías y publicidad al respecto, pero también podemos encontrar ritos y tradiciones de la noche de muertos en la sierra purépecha del estado. Por ejemplo, en la comunidad indígena de Zacán, municipio de Los Reyes, se hacen altares en las casas de las personas que fallecieron durante el año; los familiares preparan desde semanas antes toda una fiesta (desde ir por la leña al cerro hasta preparar el lugar donde se colocará el altar) para celebrar que el 1 de noviembre el espíritu de la persona tan querida bajará a nuestro plano a visitarnos.

A la celebración se une todo el pueblo y son los mismos habitantes de la comunidad quienes van vistiendo los alteres a lo largo del día: llevan flores, fruta, pan de muerto, calaveras de azúcar, la comida favorita del difunto, tequila, mezcal, cerveza o lo que le gustaba tomar, hasta convertirse en altares espectaculares que al día siguiente serán desmontados para prácticamente trasladarlo al campo santo y ahí repartirlo entre la gente para que ore por el eterno descanso del difunto.

Además, en la noche del 1 de noviembre, cuando los altares están en su máximo esplendor, los jóvenes del pueblo llevan a cabo un ritual que coloquialmente se le conoce como “la llegada de los soldaditos”, en la cual marchan y hacen figuras con toques militares y sones abajeños compuestos por músicos del pueblo, especialmente para que la banda los toque este día, y así toda la noche marchan y bailan por las calles del pueblo, anunciando en cada casa -con un altar- la llegada de las ánimas, porque ellos, los soldados, son los que están escoltando el alma del difunto y la guían con honores y fiesta hasta donde alguna vez vivió.

Dicen que las y los mexicanos nos reímos de la muerte, es cierto, pero también la respetamos y de ahí estas creencias que se han convertido en tradición de esperanza entre la gente. Por algo la festividad indígena del Día de Muertos ha sido proclamada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, reconocimiento otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Pero para nosotros, los michoacanos indígenas, no sólo es un rito o patrimonio, es una forma de vida que paradójicamente se alimenta con la muerte, porque para los mexicanos, la muerte va más allá de un sepelio; para los mexicanos el Día de Muertos es la oportunidad para volver a conectar con el ser querido.

Qué gran crónica, ¿no te parece? ¿Sabías lo que se hacía en los pueblos michoacanos? Nos encantará leer cómo celebraron en tu estado el Día de Muertos, ¡adelante, te leemos!

Pero antes, tienes que ver el video que nos enviaron nuestras y nuestros compañeros de la delegación Hidalgo, donde el final de un ciclo, según la cosmovisión, es el inicio de otro: quienes se van quieren ser recordados con alegría y quienes se quedan no los olvidan.

2 comentarios

  1. Laura Martínez

    Gracias por compartir familia infonavit de Michoacán e Hidalgo, pues nos acercan a sus tradiciones, finalmente es la cultura de todos los mexicanos.

  2. María Dolores Rodríguez Tepezano

    ¡Hermosos los dos!! Me encantaron, el texto de una mujer purépecha, qué lindo lo de los habitantes como soldaditos, felicidades por tener tan bella tradición.
    El video muy bonita participación, felicidades a los compañeros de Hidalgo.

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